Sergio Suppo

Me encuentro reflexionando sobre la interrogante del momento: ¿Tenemos pacto o no tenemos pacto? La situación se complica con la intervención de Javier Milei y su decisión de atar el acuerdo a la aprobación de la Ley Bases. Con el Senado aún sin votar y un mosaico político fragmentado, parece poco probable que lleguemos al 25 de Mayo con una decisión en firme.

El escenario político es complejo. Por un lado, tenemos al bloque kirchnerista que afirma tener 33 votos. Sin embargo, no sería sorprendente que algunos senadores cambien su voto ante solicitudes particulares de gobernadores peronistas. Por otro lado, encontramos múltiples grupos con intereses diversos: senadores del PRO liderados por Luis Juez; radicales disidentes; peronistas no kirchneristas como Alejandra Vigo; partidos provinciales y los disgregados miembros de Juntos por el Cambio.

Las discrepancias se centran principalmente en dos temas: el RIGI (régimen de inversiones) y el Impuesto a las Ganancias para trabajadores residentes al sur de La Pampa. En relación al RIGI, los grupos empresariales locales argumentan desventajas frente a posibles inversores extranjeros. Respecto al Impuesto a las Ganancias, los senadores patagónicos solicitan exenciones debido a los altos costos y salarios en su región.

A este panorama incierto se suma Martín Llaryora, gobernador de Córdoba, quien sorprendió con su reaparición en la escena política nacional. Llaryora insiste en la necesidad de firmar el Pacto de Mayo, independientemente de la Ley Bases, y busca una foto del sistema político que excluya al kirchnerismo cordobés. Según él, esta imagen ejercería presión política y enviaría una señal positiva a los inversores internos y externos, así como a los acreedores de Argentina.

La situación parece más imposible que difícil. Sin embargo, en política las circunstancias cambian día a día. Lo que hoy es un retrato estático podría convertirse mañana en el primer capítulo de una larga película que se arrastra desde principios de año.