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Una marcha para recordar que no se puede ajustar el deseo de progresar

 

24/04/2024 | 12:43

Sergio Suppo

Sergio Suppo

¿Contra quién chocó el martes el Gobierno nacional, el gobierno de Javier Milei? En enero-febrero chocó contra los gobernadores. ¿Recuerdan cuando el presidente Milei, recién asumido, por ejemplo, criticaba al Lali Espósito para ejemplificar los gastos superfluos que a su criterio hacían los gobernadores? Estaban discutiendo los fondos que la nación le envía a las provincias. Estaban discutiendo también la ley ómnibus.

El resultado fue que la ley ómnibus se cayó, no se pudo aprobar en el Congreso. Ahora hay una nueva versión de la ley ómnibus y parece que hay un acuerdo para votarla durante el mes de mayo.

¿Contra quién luchaba y contra quién iba el Gobierno nacional que debió corregir los precios de las empresas prepagas? Concretamente contra cinco empresas que monopolizan el servicio de medicina privada en la Argentina. Fue fácil corregirle la decisión de aumentar desconsideradamente los precios muy por encima de la inflación. El Gobierno debió retroceder ante eso, pero fue bastante sencillo hacerlo. Al fin eran cinco empresas.

¿Ayer perdió contra los rectores de las universidades nacionales? Una primera lectura, quizá la más pequeña, la más mezquina, uno puede decir sí. Efectivamente, los rectores de las universidades nacionales, los movimientos estudiantiles de las universidades han dado una manifestación significativa en contra del Gobierno.

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Creo que esa es una primera lectura y que es muy pequeña y muy, como dije recién, mezquina. ¿Por qué? Porque en realidad el Gobierno perdió en contra de sí mismo. O sea, la derrota del Gobierno del martes es la derrota de no entender que hay un valor en la Argentina que simboliza la posibilidad, no digo que es exactamente eso, pero significa la posibilidad del progreso social a partir de la educación. Ese es un valor entendido desde hace más de 100 años en la Argentina.

Aquel valor de la educación masiva y obligatoria es lo que estableció la idea y lo hizo real de la movilidad social ascendente que, desde hace muchos años, entre otras cosas, porque se ha empobrecido mucho la educación y la economía y todo lo que pasó en la Argentina, la movilidad social sea descendente es otra cosa.

Pero las generaciones de argentinos que han seguido a las anteriores no han perdido el deseo de que la educación les sirva y no sirva, y les sirva a nuestros hijos, como una hipótesis de progreso social.

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El Gobierno no dejó clara cuál era su posición respecto de la educación. Es más, cuando uno habla un poco irónicamente del valor o el impacto que tienen las redes sociales, hace un mes se viralizó una enorme estupidez dicha por el diputado "Bertie" Benegas Lynch respecto de que los padres no deberían tener la obligación de mandar a sus hijos a la escuela y que si era necesario que fueran al taller o al campo a trabajar en lugar de educarse, estaba bien.

El Gobierno no terminó de despejar esa barbaridad que dijo el diputado Benegas Lynch. Peor, el presidente Milei en una entrevista le echó la culpa a la periodista que había entrevistado al diputado Benegas Lynch en vez de corregirlo duramente y concretamente.

Entonces quedamos ahora en la encerrona de que porque el Gobierno tomó la decisión de recortar los fondos de las universidades, las universidades se le plantaron y hubo cerca de un millón de argentinos marchando por las calles del país. Lo hicieron para corregir el rumbo o para, en todo caso, ponerle un límite. Me parece que lo hicieron para recordar un valor esencial de la Argentina, que es el valor de la educación. No le están diciendo Milei, "mire, deje de hacer el ajuste y gaste lo que le pidan los rectores de las universidades". No le están diciendo eso. Le están diciendo que el ajuste que usted hace no puede ser incompatible, no puede ser contradictorio con el necesario financiamiento que tiene la necesidad de tener la educación.

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Más voy a decir. El Gobierno tuvo la oportunidad y todavía la tiene de estudiar un poco en serio y con profundidad cómo se gasta la plata en educación en Argentina. Y seguramente ahí va a encontrar argumentos, recursos para hacer más productivo lo que se gasta. Porque efectivamente la educación argentina no es buena, ni siquiera la universitaria es buena. Y las pruebas están a la vista de que no es buena.

Hay muchas cosas por corregir en materia educativa. Este Gobierno está enfocado, y así los argentinos decidieron que lo haga, porque por eso lo votaron a Milei, en resolver la cuestión económica. Para resolver la cuestión económica no hay que arruinar más la educación. Hay por lo menos que dejarla como está hasta cuando se le caiga alguna idea al Gobierno en materia educativa, si es que la tiene o la incorpore de algún lado, para poder alguna vez, este Gobierno o los que vendrán, ocuparse de verdad de la educación.

Decir que las universidades hacen enseñanza ideológica, no sirve, no ayuda, que no se dejan auditar, es falso. Además, el Gobierno nacional tiene todos los recursos legales y técnicos para auditar en profundidad, hasta el último centavo, es su responsabilidad controlar los fondos que se gastan en la Argentina. Si se dio vuelta la responsabilidad, se la puso a los rectores, cuando en realidad es del Gobierno. Pero si quiere saber todo, tiene el derecho y la obligación de saber, y los rectores tienen que ser transparentes. Es de la Auditoría General de la Nación, depende del Poder Legislativo.

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Hay unos ganadores, que para mí tienen un premio mayor del que merecen, que es la corporación universitaria, que es cerrada, endogámica, que incluye cajas, políticas, manejos no transparentes en algunas universidades. Por supuesto, no es que una cosa quita a la otra, la realidad es mucho más compleja.

También se subieron a la marcha unos impresentables, que arruinaron más de lo que mejoraron la educación. No hace falta ni que los nombre, sobre todo en la marcha que hubo en la Ciudad de Buenos Aires. Ahora, eso no quita el espíritu del sentido, ni la masividad de una protesta, de la que ojalá el presidente tome debida nota.

La primera respuesta fue publicar un león, bebiendo una taza que dice lágrimas de zurdo. En primer lugar, es raro que un presidente se presente a sí mismo y se auto perciba como un león. En segundo lugar, los que marcharon ayer, ni lloraban, ni eran zurdos. Eran argentinos preocupados por la educación.

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