Julio Perotti

Una y otra vez dice Javier Milei que confía en las fuerzas del cielo para sacar adelante el país.

¿De dónde sale este concepto?

Las fuerzas del cielo se desprende del libro de los Macabeos, capítulo 3, versículo 19.

En ese texto bíblico se relata la revuelta de un movimiento judío de liberación contra el ejército de invasores griegos en el 166 A.C.

Uno puede entender la confianza y la fe de cualquier persona en una fuerza superior que lo ayude a salir de un atolladero.

Pero Milei, como presidente, debe saber con la fe no alcanza.

La política es muy terrenal y lo que hace falta, mal que le pese, que deteste a la política tradicional, es muñeca. Muñeca política.

Recordemos también que hubo en la historia reciente de la Argentina otros “roces” entre presidentes y universitarios.

1986. Era el 11 de noviembre. Raúl Alfonsín, como presidente, visitaba la ciudad de Río Cuarto por su aniversario. Jóvenes universitarios armaron una marcha para reclamar por más presupuesto.

Esta fue la respuesta de Alfonsín.

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2012. Universidad de Harvard. Visita de Cristina Fernández. Entrevista con alumnos.

Le cuestionan a la President la falta de autocrítica.

Esto responde.

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Volvamos a 2023. Una vez verificada la magnitud de las marchas de este martes en defensa de la universidad pública y gratuita no parece haber quedado otra alternativa para el presidente que duplicar su apuesta.

Aunque, entre paréntesis, podríamos decir que no lo hizo de la manera más delicada.

Lágrimas de zurdo fue el texto de un posteo en X.

Es difícil pensar que los miles que estuvieron en las marchas sean todos zurdos. De lo contrario, la izquierda tendría, al menos en el Congreso, una representación ciertamente mayor.

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Que quiera englobar bajo el concepto de zurdo a todo el resto de la sociedad ayuda bastante poco.

Pero Milei es el presidente.

Y está solo, y no tiene nadie que le filtre los problemas.

Más bien al contrario…

Él mismo es la fuerza del cielo. Los demás, salvo algunos funcionarios como Patricia Bullrich, tienen poco o nada de tino.

Un caso, el del subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, un experto en destratar a los rectores.

Le dicen “el Galleguito” porque es hijo de Alejandro “Gallego” Álvarez, fundador de la organización peronista Guardia de Hierro, por donde pasó el papa Francisco.

En Guardia de Hierro también estuvo Roberto “Pajarito” Grabois, el padre de Juan Grabois.

Fue una organización conocida por formar a figuras destacadas del peronismo como el Chueco Mazzón, José Luis Manzano, José Manuel De la Sota y Kelly Olmos.

Cito esta historia porque demuestra que, más allá del posicionamiento ideológico de Guardia de Hierro, Álvarez no heredó el pulso político de su padre.

De hecho, “el Galleguito” está peleado hasta con su jefe, el secretario de Educación, Carlos Torrendell.

Sabemos que Milei confía en sus propias fuerzas y en las del cielo, claro. Pero en la política siempre es bueno tener quien te protega para que el barro no te salpique.