La vida en un ring

William Scull, el cubano que pasó por Córdoba y quiere el trono de "Canelo"

El boxeador llegó hace una década a Argentina lleno de sueños para ser el sparring de Lucas Matthysse. Este sábado será el retador de la estrella mexicana que se adueña de todas las luces.

03/05/2025 | 08:05

Martín Bonansea

Martín Bonansea


William tenía poco más de 20 años cuando entrenaba en una playa cubana. Era un peleador olímpico, pero su realidad no era buena: la pobreza de su Cuba lo agobiaba y en cada atardecer, cuando terminaba agotado en la arena, soñaba con un mañana mejor.

Nacido y criado en la miseria de Zorrilla, en el municipio Los Arabos del estado de Matanza, no tenía muchas opciones. La selección de su país lo había dejado de lado y la dura vida en la isla le cerraba todos los caminos.

Un argentino apareció como una moneda de la suerte. Era un empresario inmobiliario mendocino, Salvatore Accordino, a quien le gustaba vacacionar en el Caribe y, sobre todo, en las playas cubanas. Lo vio y le pareció que ese cubano tenía movimientos interesantes que podían generarle divisas en Argentina. 

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Fue el mismo Accordino quien les compró un pasaje de ida y vuelta al púgil y a su entrenador, Franki Aldama. El pasaje de vuelta nunca lo utilizaron.

La relación con el empresario duró un tiempo: las vicisitudes del boxeo e inconvenientes de licencia marcaban la carrera de Scull. Un día, el empresario los dejó en el aeropuerto y alguien los buscó, los llevó a la ciudad mendocina de Las Heras y se pudo ver al prometedor púgil entrenar con una bolsa colgada de un árbol.

Pablo Chacón, campeón mundial y símbolo del boxeo mendocino, fue quien le dio su apoyo al caribeño y lo ayudó a entrenar en esos tiempos difíciles donde los dos cubanos hacían cualquier trabajo para poder comer.

Chacón le presentó a gente del ambiente del boxeo mendocino y así fue como llegó hasta el promotor Mario Arano, quien lo ayudó a prepararse como un profesional. Primero lo llevó a Córdoba, donde realizó varias contiendas. El cubano siempre ganó y, cuando Arano lo vio preparado, lo llevó a la Patagonia, a Chubut, para ser sparring de uno de sus mejores púgiles: Lucas Matthysse.

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El campeón del mundo mendocino se preparaba para volver al ring ante Emmanuel Taylor, el 6 de mayo de 2017 en Las Vegas. La preparación fue dura y William Scull entrenaba al ritmo del campeón argentino. Y no solo tuvo ese espejo, sino que también pudo prepararse junto a otro campeón del mundo y símbolo de Argentina: Omar Narváez.

William, después de largas y duras jornadas con Matthysse, se quedaba a ver el sacrificado y dedicado entrenamiento de Narváez, quien le brindó consejos y le mostró cuál era el camino. El cubano, en ese momento, estaba incorporando a su boxeo olímpico rasgos de los mejores peleadores argentinos. Se estaba forjando un guerrero.

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William Scull, en 2018, volvió a pelear en Córdoba. Diego Sivori, reconocido técnico cordobés, que en ese momento le tocó estar en el rincón de uno de los rivales de Scull y en otra contienda colaborar con el rincón del cubano, lo describió, en diálogo con Cadena 3, como “un boxeador técnico, preciso, con velocidad en las piernas y un estilo fluido que integraba el estilo cubano con la garra argentina”.

Sivori también notó un rotundo cambio en Scull desde su regreso desde la Patagonia. “Volvió distinto, era más profesional, la pegada era más precisa, tenía otro físico y sus movimientos más definidos”, afirmó sobre el caribeño.

Scull, después de una serie de combates en Córdoba, regresó a la Patagonia, donde formó una familia y tuvo a su primer hijo en Trelew. El púgil en esa etapa también tramitó su residencia argentina. Asegura a quien le pregunte que es un gran asador y un fanático hincha de River Plate.

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El actual campeón mundial de la FIB en este momento tiene 32 años. En sus estadías en Mendoza, Córdoba y Chubut trabajó de lo que pudo: lavaba autos, vendía frutas y entrenaba en una plaza, pero la vida le dio un giro que, tal vez, él siempre buscó.

William Scull, el boxeador que va por la corona mundial

La empresa alemana “Agon Sports”, con sede en Berlín, lo reclutó. Ganó 11 peleas en Las Vegas y obtuvo el título mundial de la FIB. Su esfuerzo y sus victorias lo llevaron a ser el retador mandatario y tener el duelo con el “Tapatío” Álvarez, que el mexicano antes rechazó para enfrentar a su compatriota Jaime Munguía, tal vez por negocio o tan solo por conveniencia.

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Scull actualmente está radicado en Mallorca, en España, donde formó una nueva familia y tuvo su segundo hijo. Se mantiene invicto, tuvo 23 triunfos consecutivos y no sabe lo que es perder. Este sábado 3 de mayo, en Riad, Arabia Saudita, enfrenta a Saúl “Canelo” Álvarez (62-2-2, 32KO), una de las máximas estrellas del pugilato mundial.

En el mundo del boxeo mencionan el encuentro como una pelea preparatoria para Canelo Álvarez, quien en septiembre enfrentará, en lo que se considera la pelea del año, al otro campeón indiscutido: el estadounidense Terence Crawford.

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En Argentina, quienes lo vieron crecer, prepararse y luchar por sus sueños desde su Cuba natal saben que para Canelo no será una pelea fácil. El caribeño sabe lo que quiere. Lo supo siempre, desde que entrenaba en esa playa cubana y soñaba con un nuevo amanecer que lo lleve a la cumbre del boxeo mundial y el planeta conozca quién es William Scull.  

Informe de Martín Bonansea

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