Martina tiene una lesión medular incompleta a nivel de la columna dorsal que le impide el movimiento de sus piernas.

Desde los dos años convive con esta realidad y a medida que fue creciendo incorporó su discapacidad.

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Cuando era más chica salía a andar en un triciclo para acompañar a su hermana gemela Mariel que andaba en bicicleta, hasta que se dio cuenta que eso era para niños más pequeños y no lo quiso usar más.

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Su hermana Mariel tampoco quiso volver a usar la bici. Ambas se negaron rotundamente a salir y la bicicleta quedó guardada.

Todo cambió cuando la familia conoció a la Fundación Jean Maggi y Martina salió beneficiada con una de las bicicletas que se producen en la Fábrica Super Adaptados.

"Cuando se hizo la entrega a Marti le agarró una felicidad tremenda. No la podíamos parar, parecía que toda la vida había andado en esa bicicleta y ella la agarró y empezó a dar vueltas", contó Karina, su mamá.

"Usa su bicicleta con mucha felicidad y van juntas a andar en bici. Las últimas veces yo también me animé  a salir con ellas y ahora salimos las tres", agregó.

La bicicleta igualó las oportunidades de ambas hermanas y les devolvió la posibilidad de compartir una actividad juntas al aire libre.

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"Esto es para pensar en la discapacidad y la inclusión de personas y personitas. Los niños en su etapa de crecimiento pueden subirse a una bici adaptada y esto conlleva un crecimiento emocional y físico increíble y la gente que no lo padece no se da cuenta, pero para las mamás y papás que lo ven a diario no tiene precio", añadió.