María Rosa Beltramo

Javier Milei advierte cada vez que tiene oportunidad, que está librando una batalla cultural porque, a su juicio, la raíz del problema argentino no es económico ni político sino moral. En ese contexto es que este año y por primera vez desde que existe la Feria del Libro de Buenos Aires ,decidió no ocupar el stand destinado históricamente a la Secretaría de Cultura de la Nación.

La contratación del espacio demandaba una inversión de 300 millones, que no se hizo con el pretexto del “ desafiante panorama económico que enfrenta el país”. Después la tensión se trasladó a la ausencia de Leonardo Cifelli en la apertura .

Los motivos nunca estuvieron del todo claros pero el funcionario terminó explicando que los organizadores planeaban aumentar la seguridad para protegerlo adecuadamente de la probable ira del público hacia su persona y entonces prefería no ocasionar gastos.

Hay escenarios privilegiados donde es tradicional que se expongan posturas marcadas por la confrontación. Por caso, los presidentes constitucionales que ha tenido el país suelen evitar concurrir a la inauguración de la muestra anual de la Sociedad Rural porque los terratenientes acostumbran despacharse con reclamos extemporáneos.

Si en esa exposición el problema está en las pretensiones de los dueños de la tierra, en la Feria del Libro los silbidos proceden, por regla general, del público. El último en experimentar la desaprobación de los asistentes en ese ámbito fue el funcionario macrista Pablo Avelluto.

Antes hubo hasta un escape aéreo para zafar de las críticas. Fue en 1997 cuando Carlos Menem se aproximaba en helicóptero y observó desde el aire las maniobras de un grupo de policías para retirar un gran cartel sobre el puente que cruza la avenida Figueroa Alcorta que proclamaba “Chau Menem”.

El presidente observó en vivo y directo el enfrentamiento entre estudiantes y uniformados y dio orden de regresar a Olivos. En tierra ,y con la tijera lista para el corte de cintas lo aguardaba el entonces jefe de Gobierno de Buenos Aires, Fernando de la Rúa, que tuvo que abrir la muestra solo.

El actual jefe de Estado no se inmuta por las críticas que le formulan por desfinanciar uno de los más grandes espacios culturales de Latinoamérica y además se prepara para presentar el 12 de mayo “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, el libro que afirma haber escrito en los aviones durante sus últimas giras.

El director de la Feria del Libro 2024, Ezequiel Martínez reveló que desde la editorial pidieron que el acto sea en la pista central, de las vacas y caballos. “Es el único que no usamos de la Feria, pero hablaron con La Rural, y parece que se encargarán de todo".

El mismo hombre que decidió que Cultura no tenía que apoyar con su presencia formal una muestra que es orgullo del país desde 1974, es el que en 2022 protagonizó en ese lugar un verdadero show , con baile y discurso incluidos, para mostrar “El camino del libertario”.

Nadie sospechaba, siquiera, que el panelista de “Sin codificar” e “Intratables” y economista disruptivo llegaría a la presidencia de la Nación. Ese año recién salíamos de la pandemia y la Feria registró un récord de asistentes, 1.350.000.

Esta vez tendrá un público más nutrido al que seguro espera conquistar presentándose como un perfecto outsider. Al fin, es otro autor que aspira a ser leído por multitudes, pero tratándose de alguien que llegó a ocupar el principal cargo político del país hablando pestes de la política no sería raro que despotrique contra los organizadores de la feria y los escritores.