Corea del Sur comenzó su camino hacia el Mundial 2026, donde apunta a igualar o mejorar su desempeño anterior. La selección surcoreana, que participará por duodécima vez en la historia de los mundiales de fútbol, se mostró ambiciosa, aunque conscientes de que el sueño de alcanzar nuevamente el cuarto puesto logrado en 2002 se presenta difícil.

El debut de Corea del Sur en las Copas del Mundo se produjo en Suiza 1954, una experiencia que marcó el inicio de un recorrido lleno de aprendizajes. En esa ocasión, el equipo finalizó último en su grupo sin sumar ningún punto, siendo superado por potencias del fútbol como Hungría y Alemania Federal.

Su regreso a la copa mundial se dio en México 1986, donde se integró al Grupo A. Aquel torneo resultó en otro desempeño desafortunado, culminando en el último lugar con solo un punto. Sin embargo, las experiencias acumuladas en esas participaciones comenzaron a forjar el camino hacia mejores resultados.

El Mundial de Italia 1990 también fue complicado, puesto que Corea del Sur cerró su participación sin puntos en el Grupo E. Con el paso del tiempo y tras varias ediciones, la selección quedó eliminada en la fase de grupos, una y otra vez, hasta que finalmente en el Mundial de Corea del Sur y Japón 2002 logró su mejor actuación histórica al alcanzar el cuarto puesto. Aquella vez, el país anfitrión mostró un fútbol contundente y un espíritu inquebrantable.

La selección surcoreana ha tenido sus altibajos a lo largo de los mundiales, destacándose los empates y victorias en partidos importantes. Las actuaciones más memorables incluyen el empate agónico contra España en 2002 y la victoria sorpresiva sobre Alemania en 2018.

La nueva cita en 2026 se presenta como una nueva oportunidad para Corea del Sur, que buscará avanzar más allá de octavos de final, un objetivo al que se aferran sus jugadores y el cuerpo técnico. Con una generación en ascenso y un fuerte sentido de unidad, el equipo entra en este nuevo desafío con optimismo.