Hito histórico
La popular cantante logra recomprar los derechos de sus primeros seis álbumes, consolidando su control artístico. Este hito redefine el poder de los artistas frente a la industria musical.
30/05/2025 | 13:06
FOTO: Taylor Swift gana una batalla crucial por sus derechos musicales.
En un anuncio que ha sacudido la industria musical y emocionado a millones de fans en todo el mundo, Taylor Swift confirmó hoy que ha recomprado los derechos de los másters de sus primeros seis álbumes, marcando un hito en su lucha por recuperar el control total de su obra.
Este logro, alcanzado seis años después de que el ejecutivo musical Scooter Braun adquiriera su antiguo sello discográfico, Big Machine Label Group, no solo representa una victoria personal para la superestrella pop, sino también un momento definitorio para los derechos de los artistas en una industria históricamente dominada por grandes corporaciones.
Todo comenzó en 2019, cuando Scooter Braun, conocido por manejar carreras de artistas como Justin Bieber y Kanye West, compró Big Machine Label Group por unos 300 millones de dólares.
Con esta adquisición, Braun se hizo con los másters de los primeros seis álbumes de Taylor Swift: Taylor Swift (2006), Fearless (2008), Speak Now (2010), Red (2012), 1989 (2014) y Reputation (2017).
Los másters son las grabaciones originales de las canciones, que otorgan al propietario el control sobre su uso comercial, desde licencias para películas y anuncios hasta su distribución en plataformas de streaming.
Swift, que siempre ha defendido su autonomía creativa, expresó públicamente su indignación, acusando a Braun de negarle la oportunidad de comprar sus propios másters.
“Pasé diez años intentando comprar mis másters directamente y se me negó esa oportunidad”, escribió Swift en un comunicado en 2019.
Según la artista, Braun exigió un acuerdo de confidencialidad que ella consideró injusto, y afirmó que nunca le ofrecieron un precio claro para adquirirlos.
La disputa se volvió mediática, dividiendo opiniones: algunos apoyaron a Swift, mientras otros, como Braun, argumentaron que el conflicto era más un malentendido comercial que un acto de mala fe.
Regrabar su música
Frente a la imposibilidad de recuperar sus másters, Swift tomó una decisión audaz: regrabar sus álbumes para crear nuevas versiones, conocidas como Taylor’s Version. Desde 2021, lanzó Fearless (Taylor’s Version), Red (Taylor’s Version), Speak Now (Taylor’s Version) y 1989 (Taylor’s Version), con gran éxito comercial.
Estas versiones, grabadas bajo su propio control, incluyen pistas inéditas “from the vault” que han revitalizado su catálogo y atraído tanto a fans nuevos como nostálgicos.
La estrategia no solo le permitió recuperar el control artístico, sino también disminuir el valor comercial de los másters originales, ya que los fans y las plataformas de streaming prefieren las versiones de Swift.
En paralelo, Swift firmó un nuevo contrato con Universal Music Group en 2018, asegurándose la propiedad de los másters de sus álbumes posteriores, como Lover (2019), Folklore (2020) y todos los lanzados desde entonces.
Esta movida mostró su visión a largo plazo: no solo quería recuperar su pasado, sino garantizar su futuro.
Un hito histórico
El anuncio de hoy marca el fin de una saga que parecía imposible. Aunque los detalles financieros no se han hecho públicos, fuentes cercanas a Swift indican que la recompra fue posible tras largas negociaciones con Shamrock Capital, la firma que adquirió los másters de Braun en 2020.
“Este es mi legado, mi arte, mi historia. Nadie debería tener el poder de controlar lo que creé con mi corazón”, dijo Swift en un emotivo post en X.
La recompra no solo le devuelve el control total de su catálogo, sino que también le permite decidir cómo y dónde se utiliza su música, desde licencias hasta giras.
Este logro tiene implicaciones profundas. Por un lado, consolida a Swift como una de las artistas más influyentes de la industria, capaz de desafiar a gigantes corporativos y salir victoriosa.
Por otro, envía un mensaje poderoso a otros músicos: la lucha por los derechos sobre su trabajo vale la pena. Artistas como Paul McCartney, que también recuperó sus másters tras décadas de batallas legales, han elogiado a Swift por su tenacidad.
Para los swifties, este es un momento de celebración. Las Taylor’s Version ya dominan las plataformas de streaming, y la recompra asegura que el catálogo original de Swift vuelva a estar bajo su control, posiblemente integrando las grabaciones originales con las nuevas versiones.
Esto podría traducirse en ediciones especiales, relanzamientos o incluso contenido exclusivo, como documentales sobre el proceso de recompra.
En la industria, el caso de Swift está redefiniendo las reglas del juego. Su estrategia de regrabar álbumes ha inspirado a artistas como Olivia Rodrigo a negociar contratos que les garanticen la propiedad de sus másters desde el inicio. Además, puso en el centro del debate la ética de las discográficas, que históricamente han retenido los másters para maximizar ganancias, a menudo a expensas de los creadores.
La batalla de Taylor Swift no es solo sobre música; es sobre poder, autonomía y legado.
Al recuperar sus másters, Swift no solo asegura su independencia creativa, sino que también establece un precedente para las nuevas generaciones de artistas.
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