Francisco Vidal

Opinión: buena

"Es la mejor película de terror de los últimos tiempos". La frase resuena cada pocos meses y suele ser una trampa del marketing o de las modas. En los últimos días, esos comentarios llegaron para "La primera profecía", precuela de uno de los clásicos del terror más importantes de todos los tiempos ("La profecía"), que por más que esté, para uno, muy lejos de ese nivel anunciado, no desilusiona. 

El relato, inmediatamente anterior al film de 1976 de Richard Donner, nos lleva a Margaret (Nell Tiger Free), una novicia estadounidense que tuvo una infancia problemática y es recibida en Roma por su histórico mentor, el cardenal Lawrence (Bill Nighy).

Allí se instalará en un orfanato de monjas donde no todo parece estar muy bien. Una extraña hermana de sonrisa perturbadora es el menor de sus preocupaciones en un lugar donde hay una niña que le llama la atención: la muy retrotraída Carlita, a quien las monjas constantemente castigan y controlan. 

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Después de una noche de la que no recuerda nada, de la mano del padre Brennan (Ralph Ineson), la joven se meterá en una travesía a contrarreloj contra un costado muy oscuro de la Iglesia, en un contexto en el que pierde poder día a día. 

La cineasta debutante Arkasha Stevenson concreta un clima ominoso en el que la opresión crece de la mano del suspenso. Pero en lo que falla es en asustar a pleno: se queda quizás en la superficie cuando al ofrecer terror satánico podría haber remarcado de lleno lo perturbador.

Lo valorable de "La nueva profecía" es que no cae en los clichés del género -como las resoluciones predecibles del conflicto o los sustos sin sentido- que tan acostumbrados nos tienen y que eran tentadores en un ambiente de iglesias y monjas.

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La protagonista Nell Tiger Free es implacable en su lenta transformación ante el horror, complementada en general con grandes actuaciones -sobre todo las de los curas interpretados por Inesson y Nighy-.

Con la mochila de recatapultar un clásico de culto -y con algunas fallas recientes como El exorcista o Halloween-, la cinta, por más que por momentos se quede a medio camino en ciertos frentes, ofrece una sólida conexión con la primera y abre la puerta para una continuación.