"Bebé Reno" (Baby Reindeer en inglés), la miniserie furor y más vista de Netflix relata el calvario que atravesó su creador y protagonista, el comediante escocés Richard Gadd. La plataforma de streaming advierte antes de arrancar que es una historia real, lo que genera más expectativa y deseo por conocer la historia.

Gadd relata el acoso sufrido en la vida real en base a su propia experiencia personal mediante distintas entrevistas. Un día conoce a Martha, una mujer quien dice ser abogada de famosos. A partir de ese momento, inicia una secuencia de situaciones de acoso y abuso que el guionista manifiesta haber vivido durante años.

Además de la historia de Richard Gadd, existen historias reales similares en otras partes del mundo. En Argentina, hay dos periodistas que hace cuatro años soportan múltiples situaciones de acoso de parte de una seguidora que vive en Buenos Aires y envía cientos de mensajes hacia ellos por día. Se trata de Ronen Suarc, animador de radio y televisión que actualmente vive en Estados Unidos; y Majo Martino, periodista de El Trece quien actualmente está en el programa Mañanísima.

El periodista de Cadena 3 y abogado, Fabio Ferrer, tiene a su cargo la representación de Ronen Suarc y explicó en La Mesa de Café que esta situación comenzó hace años, cuando la denunciada lo fue a ver a una obra de teatro en Buenos Aires, le pidió unas fotos e intercambió unos mensajes en las redes sociales. Desde entonces, Suarc sufrió un calvario.

"La hostigadora pasó a las amenazas. Tiene más de 50 cuentas en las redes sociales y se desconoce si habrá más. La situación se repite todos los días. Pedimos una orden de prohibición de contacto por cualquier vía y restricción de acercamiento de 300 metros a la redonda", explicó Ferrer.

El abogado explicó que su cliente denunció a la mujer y que este tipo de casos de denuncias de hombres a mujeres no son lo más comunes, como tampoco lo es la exposición. Sin embargo, aclaró: "En Buenos Aires se les da mucho tratamiento a esas denuncias, delito que creció un 35% en 2023 respecto a 2022 y hay una fiscalía especializada en ciberdelitos en el Ministerio Público Fiscal. Crecen día a día los casos, que se empiezan a derivar a otras fiscalías. El cúmulo de trabajo es tremendo".

"La persona puede ir y denunciar, pero no está en condiciones técnicas de preservar la prueba y ese es un tema muy importante. Para que no se caiga la investigación, hay que tener en cuenta todos los pasos procesales y de qué manera se debe preservar la prueba, que es un trabajo enorme. Yo estuve tres días completos, íntegros, de la mañana a la noche viendo captura de pantalla por captura de pantalla, chequeando con cada red social, porque además esto se produce muchas veces en vivo", detalló Ferrer.

El abogado también contó que hay que ubicar a la denunciada y que se desconoce si su nombre es real o ficticio para poder notificarla y llevarla a la Justicia. "La cuestión de fondo es determinar qué responsabilidad tiene porque hay un delito de amenazas", señaló.

"Acá hay un delito de amenazas agravadas, que prevé dos a cuatro años de prisión. En el caso del hostigamiento digital es una contravención que podríamos decir, para que se entienda en un lenguaje coloquial, un delito más chiquito, pero que no deja de serlo, más allá del nombre que se le ponga, y que tiene también una sanción que es cinco días de arresto y una multa que va desde los $75.000 a los $377.000".

Ferrer destacó que la causa no cambia independientemente de si la persona denunciada sea un hombre o una mujer. "No hay ni un agravante ni un atenuante. Pero puede haber un agravante cuando el acosador sea, como en alguno de los casos que mencioné, tan resonantes, alguien con poder político o poder de otra naturaleza sobre la víctima", concluyó.

Entrevista de Miguel Clariá.